Damon Albarn, en treinta años de carrera, no sólo tiene un basto currículum con tan sólo 52 años, sino que ha comandado bandas importantes dentro del pop como Blur, en los años noventa, Gorillaz, muchos pensaban que lo había hecho todo, pero lo que no pensaba nadie era que tenía planeado un álbum a la altura de su legado.

A estas alturas en el blog, he hablado de este artista bajo los nombres de sus distintos proyectos, entre mis favoritos claramente podemos destacar el caso de Blur, una banda que se ganó un estatus de culto dentro del pop británico añorando la cultura inglesa en cada una de sus canciones y en su esencia.
Damon ha conllevado treinta años de carrera en el mundo de la música, en los cuales han cabido también proyectos como el Africa Express, donde Albarn ha demostrado que es un sujeto tan polifacético como para adentrarse en la música étnica.
Aunque, como dije previamente, si hubo algo que faltaba para que Damon Albarn sorprendiera a sus fans y a la crítica, era editar un trabajo bajo su propio nombre, ya que es muy difícil etiquetarlo como un solista, porque nunca lo ha sido.

Para empezar, podemos tener en claro que éste supuso el proyecto más personal e introspectivo de Albarn desde aquel álbum 13 de Blur, elaborando un cancionero repleto de historias de su propia vida, ya fuesen experiencias personales, memorias del pasado, reflexiones de la vida moderna, etc.
Y dichas experiencias reflejan de alguna manera momentos significativos de su vida, así como una constante lucha entre la naturaleza y la tecnología, sirviendo como una reflexión más actual.

Da comienzo el LP con el track homónimo, un tema bastante experimental en el cual Albarn nos compara con robots cotidianos mediante un sampler de violín fantasmagórico. Le sigue la más tranquila Hostiles, una canción serena y mayoritariamente acústica, bajo un tono melancólico y sobrio, dirigida por una atmósfera muy sosegada. Lonely Press Play es un corte también más lineal gracias a su jugueteo con sonoridades jazzísticas y su melodía trip hop bien marcada. Por otra parte, Mr Tembo, es un tema acústico, optimista, melódico y pegadizo, posiblemente el corte más digerible del LP. Entre un juguetón y simple interludio llamado Parakeet, donde hay una prominencia del piano, llega The Selfish Giant, manteniendo el tono acústico, sereno pero vanguardista donde Albarn reivindica temas más reflexivos.
Damos paso a la segunda cara del álbum con el tema más largo, You and Me, donde Albarn enlaza dos melodías distintas, la primera muy acústica pero melancólica y la segunda más melódica pero sosegada, gracias a la impecable producción de Brian Eno. Avanzamos a una mayor intimidad con Hollow Ponds, tema donde, bajo un corte más denso, Damon remarca los momentos de su vida que más le impactaron, mencionando años determinados como un hilo conductor de su historia. Precedida por el segundo pasaje instrumental del disco llamado Seven High, rebozando el minuto, llega Photographs (You Are Taking Now), avant pop e inquieta, donde la ecléctica pero marcada melodía, junto a los matices sonoros, juegan un papel determinante en este tema. Le sucede The History of a Cheating Heart, uno de los momentos más brillantes de su carrera. Termina el LP con otro tema monumental, la balada Heavy Seas of Love, donde la presencia de Eno está muy presente y en el cual, Albarn derrocha genialidad en una canción mucho más preciosa.

Damon Albarn lanzó Everyday Robots (Parlophone Records) en abril de 2014, un álbum ecléctico, personal, experimental pero cohesivo y lineal, impregnado de su ADN ya que es imposible comprender al autor sin antes oír su trabajo más importante.
Tras 30 años de carrera no podemos negar la importancia de un artista como Damon Albarn dentro del panorama del rock británico, ya que estamos ante el compositor más completo y polifacético de la historia de la música. ¡Hasta la próxima roqueros!