Componer todo un álbum de música pop por cuenta propia no es tarea fácil, mucho menos después de darse a conocer dentro de un género tan de nicho como lo es el indie rock en la actualidad, pero Kevin Parker, la mente maestra detrás de Tame Impala, estaba dispuesto a asumir ese reto.

El ya mencionado Kevin es un multi-instrumentista australiano que saltó a la fama con el proyecto Tame Impala por allá en 2010 cuando debutó con Innerspeaker, revitalizando un género musical tan olvidado como el psicodélico, seguido de Lonerism un par de años más tarde, el cual se regiría a partir de una propuesta con canciones tan alucinantes como pegadizas.
Pero si eres un lector habitual de mi blog entonces ya te habrás topado con alguna de mis anteriores reseñas sobre esta banda, la cual no es realmente una banda, sino un seudónimo que utiliza Parker para poder grabar todo el material con la mayor libertad creativa posible y posteriormente presentarlo en vivo con músicos de acompañamiento.

Sin embargo, Kevin se sentía estancado en medio de tanta lisergia, por lo que buscaría expandir su paleta sonora incorporando instrumentos más electrónicos en sus composiciones, y líricamente narrando una historia tan universal como es la angustia que genera ver a la mujer que amas con otro hombre.
Arrancamos con Let It Happen, un viaje onírico de siete minutos bajo un flujo constante de sintetizadores con la voz de Parker dictando el ritmo. Después de un interludio que dura minuto y medio, viene el turno de The Moment, que remite a Everybody Wants To Rule The World de Tears For Fears. Por otra parte, Yes I'm Changing es mi favorita del acetato, como si de una balada R&B perdida de los ochenta se tratase.
Eventualmente viene Eventually, una composición ambiciosa con una interpretación más dramática e hipnotizante. Tras uno de esos pasajes que separan dos temas entre sí como una bisagra, surge The Less I Know The Better con elementos de la música disco que actúan como el motor de la canción, aquella con la que muchos de nosotros nos hemos identificado. Past Life, por otra parte, es mucho más sintética gracias a sus texturas electrónicas.
Disciples, aunque dure poco menos de dos minutos, es fundamental. Continuamos con 'Cause I'm A Man, una experiencia sensorial sucedida por Reality In Motion, con un tono crepuscular que incita al baile. Love/Paranoia es de esas melodías melosas con una letra devastadora. Y concluimos con New Person (Same Old Mistakes), trazando la evolución de alguien a pesar de cometer los mismos errores.

Currents (Modular Recordings) salió a luz en el verano de 2015, es decir, hace diez años, dejando en manifiesto el inexorable paso del tiempo y como éstas canciones me siguen recordando a una femme fatale de la que estaba enamorado en aquella época, por lo que tuve que sucumbir ante la nostalgia para poder escuchar este discazo debidamente.
El consenso es que ya ha pasado toda una década desde entonces, pero menos de un mes para el inminente nuevo álbum de Tame Impala, Deadbeat, el cual está previsto para continuar la senda que marcó Currents. ¡Hasta la próxima roqueros!