viernes, 18 de diciembre de 2020

TAME IMPALA - INNERSPEAKER

En el mundo del rock, es complicado lograr ser lo suficientemente original y ambicioso como para que un álbum sea un logro tanto artístico como comercial. Sin embargo, cuando Kevin Parker formó el proyecto Tame Impala, logró lo anteriormente mencionado al ser lo bastante artístico y comercial.

Como ya previamente he contado a lo largo de este blog acerca de Tame Impala, es preciso tener en cuenta que no se trata de una banda de rock psicodélico, sino de un proyecto musical donde Kevin Parker, mente maestra detrás del mismo, actúa como cantante, arreglista, multi-instrumentista, productor y un largo etcétera... En pocas palabras, Kevin Parker es Tame Impala.

Todo comenzó cuando Parker, desde muy temprana edad, empezara a interesarse por la música y así demostrar su talento innato al grabar su propio material de forma independiente consecuentemente, contando sólo con guitarras adquiridas de su papá y equipos de sonido lo suficientemente útiles como para que un muchacho con tendencias artísticas encontrase su propio nicho musical. Así lo describiría Parker en retrospectiva: 

«Siempre he grabado música. Cuando tenía 12 años, solía instalar dos grabadoras y grabar varias pistas. Primero grababa un ritmo en la batería y luego ponía esa cinta junto a otra grabadora mientras tocaba el teclado. Entonces tomaba esa cinta y tocaba el bajo junto con esa parte de batería y teclado. Seguía agregando instrumentos. Hice eso durante mucho tiempo hasta que mi papá me compró una grabadora de ocho pistas, y continué grabando música por mi cuenta, incluso si estaba en otras bandas al mismo tiempo».

Y después de grabar música por su cuenta incluso estando en otras bandas al mismo tiempo, fue a finales de la década del 2000 cuando Kevin logró conseguir un contrato con el sello independiente Modular Recordings. Recientemente en una entrevista el músico confesó que cuando firmó con la discográfica, le mintió a los ejecutivos alegando que Tame Impala se trataba de una auténtica agrupación de músicos (era tan tímido como para admitir que el material era grabado enteramente por él mismo).

Anticipando al disco protagonista de esta reseña, Tame Impala lanzaría primeramente un EP homónimo en el año 2008, el cual incorporaba canciones que, a pesar de contar con una producción mucho más primitiva, suponían una auténtica declaración de intenciones por parte de Parker al sacar a relucir composiciones repletas de un sonido crudo y electrónico, en cuanto a rock psicodélico se refiere. 

Fue a partir de ahí que Kevin Parker empezó a trazar el camino que quería recorrer como músico al comprender un abanico de temas con inclinación a la psicodélia y de esta forma, dando los primeros destellos de grandeza.

Y es que estos primeros lanzamientos por parte de Tame Impala son un claro reflejo de sus palpables influencias, entre las cuales podemos destacar el rock psicodélico de los años sesenta junto a grupos como Cream, The Jimi Hendrix Experience, The Beatles y Grateful Dead principalmente. Sin embargo, Kevin es un apasionado por la melodía pop más delicada, demostrando dicha pasión por gente como Supertramp, Bee Gees, Kylie Minogue e incluso Britney Spears.

Ya adentrándonos en la reseña, podemos mencionar que las grabaciones de esta placa tuvieron lugar en una mansión en Injidup (Australia) llamada Wave House, en donde Parker dio sentido y forma a las composiciones que llevaba consigo para crear este LP, sin embargo, no sin obstáculos por delante... Si bien, aunque se encontraba en una localidad tan serena como para llenar la mente de la requerida inspiración y creatividad, la mansión estaba desprovista de un eficiente suministro eléctrico y constantemente sufría a causa de fluctuaciones de luz (cosa habitual aquí en Venezuela, por cierto), lo cual derivaba en la perdida de sus grabaciones en el peor de los casos.

Aun así, ya finalizado el verano del 2009, Parker logró completar todo el trabajo básico en Wave House, adicionalmente en su propio estudio casero, y sobretodo en los Poon's Head Studios contando con la ayuda del productor David Fridmann (The Flaming Lips) y sus compañeros de banda, Jay Watson y Dominic Simper, contribuyendo con los toques finales.

Escuchar a Tame Impala, personalmente, supone un ejercicio que evoca múltiples sensaciones y emociones que se transmiten en cada nota musical dentro de cada una de las canciones que conforman un álbum como éste, el cual pretende resonar como un caleidoscopio repleto de riffs de guitarra envolventes, bajos conductores, baterias arrolladoras y melodías tan explosivas como hipnóticas. No hace falta estar bajo los efectos del ácido o cualquier otra droga como para entrar en un estado de lisérgia al escuchar este álbum.

De la ambición musical de un chico oriundo de Perth (Australia) fue de donde salió a flote este maravilloso álbum debut, es decir, InnerspeakerAhora, sin más nada que añadir, voy a proceder a hacer el debido comentario repasando todos los temas que conforman este glorioso disco:

La psicodélia no puede sonar más actual con It's Not Meant To Be, la primera placa del LP, un tema muy atmosférico y árido basado en unos cálidos arpegios de guitarra, una lírica existencialista y un trabajo melódico que nos remite a los años sesenta. Enseguida irrumpe Desire Be Desire Go, un trallazo lisérgico con una base musical contundente y visceral pero con un ritmo mucho más pegadizo. Los teclados buscan mayor protagonismo en la alucinante Alter Ego, un corte intenso e interesante con un trabajo melódico y vocal aún más volado. Lucidity, por otro lado, mantiene el nivel de neo-psicodélica con un rock muy guitarrero en todo su esplendor. Para romper el molde viene Why Won't You Make Up Your Mind?, una canción más contenida, recargada de teclados y guitarras muy evocadoras, incluido el trabajo vocal de Kevin. Avanzamos con Solitude is Bliss, sin duda mi tema preferido de este disco y el más directo de todos, una composición mucho más limpia, pegadiza, y con una letra que deja relucir esa temática sobre la soledad que tanto aborda el autor.

Ya en el ecuador del LP nos encontramos con Jeremy's Storm, un corte instrumental muy melódico e hipnótico basado en unos arpegios de guitarra que nos evocan a un estado de lisérgia sin necesariamente estar drogado (ni falta que hiciera). Le sucede Expectation, una canción cargada de un riff demoledor y un sentido por la melodía más progresivo muy palpables que resuenan en nuestros oídos como un combo de rock psicodélico en todo su esplendor. Y en un suspiro, surge The Bold Arrow of Time, la cual suena más a un auténtico tema de Cream que de Tame Impala, pero Parker la impregna de su impronta musical y se erige como el corte más infravalorado de todo el conjunto, sus arrolladoras guitarras y su estrepitoso ritmo lo ponen en testimonio. A continuación Runaway, Houses, City, Clouds, la pista más larga (siete minutos) del álbum y sin duda la más ambiciosa de todas debido a su espacial lisérgia y un manto de guitarras más ensoñador. Y para cerrar llega I Don't Really Mind, una de las mejores canciones y de las más inmediatas del conjunto, con una melodía más sobria y menos recargada de artificios, en donde despedimos un disco que, literalmente, nos hace volar.

Solitude Is Bliss, Lucidity, Expectation y Why Won't You Make Up Your Mind fueron los sencillos publicados.

Innerspeaker (Modular) fue el verdadero soplo de aire fresco y el gran impulso que necesitaban no solo el rock psicodélico, sino el rock del siglo XXI como tal, con un nuevo talento dispuesto a darlo todo y a traer devuelta un nuevo punto de partida para la música de guitarras en la actualidad.

Una vez lanzado en mayo de 2010 y antecedido por el sencillo Solitude Is Bliss, las buenas acogidas no cesaron, pues esta obra, así como el debut de una banda como Tame Impala, fueron muy bien recibidos en buena parte del mundillo del indie rock, posicionándose fácilmente en los mejores lugares de las listas de éxitos y obteniendo elogios de la crítica especializada al poner el rock psicodélico ante una perspectiva más actualizada.

Les parecerá sorprendente, pero Kevin Parker no cesa incluso una década más tarde. Tras la buena acogida de Innerpeaker, dos años después le sucedió la opera prima Lonerism (2012). Años más tarde daría un salto en grande con Currents (2015). Y más recientemente, fuimos testigos del álbum The Slow Rush (2020)¡Hasta la próxima roqueros!

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