sábado, 15 de junio de 2019

JOY DIVISION - UNKNOWN PLEASURES

Una vez, un poeta menospreciado dijo que el amor nos destrozará... otra vez, quedando este dicho plasmado en una canción de rock con tan sólo tres minutos y medio. Él veía la música desde una perspectiva muy propia y eso se reflejaba en las canciones de una de las bandas seminales del post-punk, es decir, Joy Division.

Joy Division fue una banda de Manchester, Inglaterra, que se formó gracias al naciente punk rock de mediados de los setenta, ello involucró a un joven amante de la música, Ian Curtis  a formar dicha banda. Éste compró un boleto para ver a los Sex Pistols en su natal Salford en un concierto, en pleno apogeo punk, alrededor de 1976. Ahí conoció a sus futuros compañeros de banda Bernard Sumner (guitarrista), Peter Hook (bajista) y Stephen Morris (baterista), en aquel momento todos quedaron impactados con la tenacidad y crudeza de Johnny Rotten y compañía en el escenario. Así que decidieron unirse como agrupación poco después y darle vida a la temporal Warsaw (que pasaría a ser Joy Division).

Pero no crean que hoy voy a hablarles de la historia de la banda, hoy voy a reseñar un álbum pilar en el género antes mencionado y obviamente el trabajo más aclamado de los muchachos, que es Unknown Pleasures, el cual marcó un antes y un después en el punk rock y así como el inicio del derivado del mismo, el post punk, un género un poco más oscuro y con influencias de música avant-garde. Si bien, en sus primeros demos la banda estaba especialmente influida por las guitarras rápidas y crudas características del punk, sin embargo, una vez desarrolladas sus primeras composiciones y presentándose en vivo, fue cuando su propio estilo empezó a originarse, lo que hoy en día es conocido como el post punk.

Comenzaron teloneando a bandas como los Buzzcocks (cuyo nombre era género de debate en las charlas del grupo tras bastidores) y a otro gran poeta urbano como John Cooper Clarke. Así entonces, fueron acumulando cantidad de canciones, todas escritas por Curtis, las cuales lograron capturar la atención de un productor del programa So It Goes, Tony Wilson. Este los contrataría para aparecer en su show de Granada TV en vivo a fines de 1978, logrando así ampliarse cada vez más y a su paso, llegar finalmente al estudio de grabación para concebir uno de los mejores álbumes de la época (no sin antes firmar con la disquera de Wilson, Factory Records).

La presión poco a poco aumentaba, y eso se reflejaba en el estado de ánimo de Curtis, quien entre aparecer en la portada de la NME y tocar en el programa del legendario DJ británico John Peel, sufrió su primer ataque epiléptico en la camioneta de gira de la banda. No era fácil, ni para Ian ni para el resto de la agrupación, pero no iban a separarse antes de grabar su primer álbum, ¿verdad?, por ello siguieron haciéndose notar aún más y llevando las cosas al siguiente nivel.

Poco después, concretamente en abril de 1979, tan rápido como duraron como banda, grabaron su álbum debut al lado del productor Martin Hannett, cuyo trabajo poco convencional le daría una dimensión muy distinta y original al sonido del grupo, aunque en sus días los miembros se mostraron inconformes con las mezclas de las canciones, no cabía duda de que Hannett estaba cosechando a la perfección el sonido tan característico de la banda, por el cual serían recordados, con un manto de oscuridad, guitarras con punteos robóticos, líneas de bajo muy marcadas y una batería punzante.

La agrupación estuvo claramente destinada a la fama, pero a una fama fugaz, tan rápida como un rayo de luz, a base de segundos y como un frenesí, cosa que incluso se ve en la forma de cantar tan inquieta de Curtis y en el matiz de las canciones del LP. Para esos momentos, posiblemente era el álbum más ambicioso y poco convencional grabado en un estudio de grabación, no porque se tratase de una banda de rock progresivo o algo así... todo ese merito experimental se lo llevaba su productor, quien grababa distintos efectos sonoros: eco, sonidos de botellas rompiéndose, gente comiendo, la voz de Ian por medio de una línea telefónica y muchas cosas así que conformaban los matices de cada tema. Según Tony Wilson, el precio del LP costó casi 20.000 libras, aunque era un riesgo que se tenía que correr.

Canciones del disco y mi comentario:

Disorder: Mi favorita de todo el conjunto y perfecta para comenzar esta obra. Su marcada linea de bajo lo dice todo, es oscura, es siniestra y atemporal, cualquier banda indie de este siglo la hubiera grabado así tal cual como suena, porque sinceramente, Joy Division estuvo muy adelantado a su época, su música no deja de sonar tan inmediata y fresca en estos días, incluso para haberse grabado en 1979.

Day of the Lords: El sonido de este tema me recuerda mucho al punk más primitivo como el de The Stooges, muy similar incluso a los discos que editaron los Ramones en los ochenta. Es la más canción más cruda del álbum, las guitarras son sensacionales, potentes y la batería de Morris también. Totalmente apocalíptica.

Candidate: Otra pieza muy oscura, con delays en las guitarras y unas de las mejores baterías de todo el álbum.

Insight: Comenzando con un riff muy tímido de bajo y unos efectos bastantes siniestros, estamos ante una de las canciones más pausadas pero inquietantes del LP. La voz de Ian en este corte es la que se grabo bajo una línea telefónica, buscando darle ese no sé qué que surgía de la mente del productor. Muy sugerente, con muchos efectos y un ambiente oscuro.

New Dawn Fades: Contiene sin dudas la mejor linea de bajo (sí, la mejor he dicho) de todo el repertorio de la banda, las guitarras parecen de otro universo, son demoledoras y oscurísimas. Ian simplemente se encuentra impecable, ¡que voz!, vaya forma de cantar al sonar tan terrorífico y a la vez tan tímido. Una de las mejores voces de su generación.

She's Lost Control: Clásico indiscutible del grupo y uno de los mejores cortes del LP. Con Morris añadiendo efectos de una caja de sonidos al ritmo de la batería y Hook aportando una linea de bajo memorable (y ya van unas cuantas). Está inspirada en una experiencia laboral, cuando Ian presenció un episodio epiléptico por parte de una muchacha enferma que se presentó a buscar trabajo en donde Curtis trabajaba. Les dejaré abajo un vídeo de la versión en vivo para que noten la gran diferencia entre la versión del álbum y el sonido original que el grupo en realidad quería conseguir.

Shadowplay: Menos tétrica pero sí más roquera. Siguiendo por supuesto la linea establecida en todo el álbum, es sin dudas uno de los puntos álgidos y sobresalientes en lo que va de disco. Las guitarras suenan siderales y las baterías totalmente consistentes en todo el tema. Muy buena la producción en este tema en particular.

Wilderness: Otra gran canción, muy recomendada. Con un bajo otra vez espectacular, las baterías por otra parte proveen mucha energía, el trabajo de Sumner en las guitarras se lleva todo el protagonismo, pero sin dudas el trabajo vocal tan directo y sin pretensiones de Curtis lo pone todo en su sitio.

Interzone: Un tema muy devoto de sus influencias como The Stooges, The Velvet Underground o incluso Bowie en su faceta más avant garde. Muy buena canción y mucho más agradable (y ligeramente menos deprimente) que el conjunto ya antes presentado, con unas guitarras muy marcadas de Sumner dotándola de una vibra muy punk.

I Remember Nothing: La más larga y quizás la más robótica de todas las canciones. Un buen cierre para un icónico álbum, pero la verdad, dista de ser mi favorita o la más memorable en comparación con el resto.

 La portada fue diseñada por Peter Saville y se ha convertido en todo un icono, especialmente en la venta de camisetas. Saville la describe como la «demostración de una ruta comparativa de frecuencia desde una señal a un púlsar».

Unknown Pleasures (Factory Records) marcó un punto y aparte hace ya 40 años desde su lanzamiento, uno de los LPs más aclamados y originales de la historia del rock británico. Fue un éxito que tomó un poco de tiempo pero que catapultó a la banda hacía una fama de donde ya no podían escapar. Entró al segundo lugar de los UK Album Charts un año después de su lanzamiento debido a la reciente muerte de Curtis en aquel momento, quien tras finalizar el segundo álbum Closer (cuya reseña pueden leer en este enlace), lidiando con una fuerte depresión, su incurable epilepsia y un matrimonio fallido, terminó ahorcándose en la cocina de su casa tras haber pasado la noche en vela oyendo The Idiot, de Iggy Pop y viendo una película en la televisión.

Las críticas del álbum en pleno lanzamiento no pudieron ser más favorables, un disco establecido para el presente y un incierto futuro. No cabe duda que es un trabajo bastante notable al tratarse de un debut, siendo uno de los lanzamientos mejor recibidos en la Inglaterra de 1979. Curiosamente dejaron dos grandes canciones de por fuera del álbum, Transmission sirvió como single para extender la popularidad del LP, y Love Will Tear Us Apart se convirtió en un clásico, marcando pauta en el indie rock y siendo el titulo de la lapida de Ian Curtis tras su suicidio en mayo de 1980.

Joy Division llegaron tan rápido como se fueron, las presentaciones y «los bailes» del vocalista eran una experiencia jamás vivida en el rock, pero su música habla por sí sola, al igual que este gran disco. ¡Hasta la próxima roqueros!

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