viernes, 6 de octubre de 2023

KULA SHAKER - 1ST CONGREGATIONAL CHURCH OF ETERNAL LOVE AND FREE HUGS

Para muchos, una banda de culto, para otros, un grupo que tuvo sus quince minutos de fama, y para algunos pocos como yo, una de las mejores agrupaciones del rock inglés, con un estilo que toma elementos de la cultura hindú que los ha llevado más allá del Britpop.

Kula Shaker, desde su debut en la escena británica hace ya casi treinta años, están conformados por el frontman Crispian Mills, el bajista Alonza Bevan, el organista Jay Darlington (reemplazado por Harry Broadbent hasta su actual reincorporación) y el baterista Paul Winterhart, quienes, aparte de cinco trabajos discográficos, han lanzado su sexto (y doble) álbum de estudio, el cual repasaremos en la presente reseña.

Si bien la historia de Kula ha tenido sus altibajos desde su debutante K (1996), un disco que irrumpió con una propuesta deudora de la psicodelia de finales de los sesenta al yuxtaponer la canción pop con instrumentación propia de la música raga, lo cual les valdría gran reconocimiento. Unos años más tarde avanzarían hacia un proyecto grandilocuente con Peasants, Pigs & Astronauts (1999), producción de carácter experimental que no obtuvo su esperado momentum, cuyo fracaso comercial derivó en la prematura separación de la banda.

Sin embargo, luego de una gira de reunión inesperadamente exitosa, Kula regresa con Strangefolk (2007), un retorno a lo básico con una idea que llevaba germinando desde la década anterior. Unido a esto, mantendrían la buena racha con Pilgrim's Progress (2010), más en sintonía con la música folk pero lo suficientemente cumplidor para sus fans. Y tras un silencio discográfico, se publica una continuación de su primer álbum con K 2.0 (2016), cuyas canciones exhiben a unos músicos finalmente en paz con su pasado.

Grabado y autoproducido por la propia banda, este de aquí es un álbum conceptual que cuenta con satíricos interludios bajo la voz de Crispian pronunciando un sermón sobre como San Miguel luchó contra Lucifer, ambientando al oyente en un sepelio ficticio en la villa Little Sodbury (Reino Unido) donde ocurren los eventos relatados a continuación:

Whatever It Is (I'm Against It): El tema que da inicio al álbum (y el primer sencillo en ver a luz) se conforma según una melodía tal vez demasiado familiar que remite a clásicos de la banda como el ahora icónico Hey Dude con sus punzantes guitarras eléctricas marca de la casa.

Hometown: Esta composición pone el tono que va a tomar el resto del disco en mi opinión con un jangle-pop que recuerda a The Who, quienes sirven como principal fuente de inspiración en las armonías, el tratamiento crudo de las guitarras y la conceptualización de esta cuasi-opera-rock.

Burning Down: Un medio-tiempo acústico a base de guitarra española con una cadencia sonora que se escucha en sus versos hasta alcanzar su vena roquera en los estribillos y el solo de guitarra eléctrica, recordándonos a composiciones más recientes como Holy Flame incluso a través del título.

Love In Separation: La balada de amor por excelencia y quizá la más apasionada de todas, ello gracias a un tratamiento tanto melódico como lírico con muchísimo sentimiento e introspección, complementado con una ejecución de instrumentos acústicos capaz de destrozarnos el alma.

Gingerbread Man: Dentro de los surcos más memorables del LP, estamos ante un trallazo de power-pop que contiene unos de los estribillos más pegadizos, ramalazos de guitarras, un alucinante órgano e instrumentos clásicos de la música hindú como el sitar sonando al fondo.

Farewell Beautiful Dreamer: Probablemente la grabación más lograda de las sesiones de grabación, una hímnica canción deudora del Muro de Sonido de Phil Spector con un ritmo marcado por flautas, silbatos, tambores de banda marchante y una sección de metales que acompañan al grupo en este nursery-rhyme.

Where Have All The Brave Knights Gone: Otro medio-tiempo en clave folk con evidentes reminiscencias de Bob Dylan debido a su melancólica melodía y lírica, acompañadas de unos órganos à la Al Kooper como si hubiera salido de una sesión del Highway 61 Revisited.

108 Ways To Leave Your Narcissist: Hacia el ecuador del álbum nos encontramos ante una composición más recargada en lisérgia, marcada por un apabullante riff que mantiene el ritmo en todo momento, tanto en versos como en estribillos, hasta la llegada de un solo de guitarra con Crispian en su elemento y la banda haciendo lo que mejor saben hacer.

Don't Forsake Me: Avanzamos con un cadente hard-rock que nunca pensé escucharíamos de la mano de Kula Shaker, estructurado bajo unos versos muy contundentes que llevan a la composición hacia una especie de leitmotiv musical y lírico hasta intensificarse a niveles más siniestros.

303 Revisited: Mi tema preferido sin lugar a dudas, una hermosa composición con una tonalidad electroacústica y un gancho pop irresistible, brindando un sentido más melodioso a esta revisión (como su nombre lo indica) de la original (y más roquera) 303, con la cual se pretende cerrar una historia contada entre ambas.

The Once And Future King: El sencillo de difusión de este trabajo supone un contrapunto con todo lo escuchado de la banda hasta ahora, emulando descaradamente a Pink Floyd a través de un rock espacial con alta presencia de sintetizadores y un manto de psicodelia que los arropa en esta pista que se nos hace corta.

Shattered Bones: Este bucólico country-rock pone al cantautor con su guitarra acústica en un primer plano a través de una melodía más agridulce pero optimista en todo momento, rindiendo homenaje al tema 33 Crows de su anterior álbum y superándolo con creces.

After The Fall (Pt. 1, 2 & 3): La pieza central de esta obra se nutre de aires muy cinemáticos, posicionando al oyente en el lejano oeste por medio de una intro en plan spagetti western mutada en un rock progresivo que cambia constantemente de ritmo durante las estrofas hasta retomar el verso principal con proporciones mucho más épicas en el outro.

Bumblebee: El tema que da cierre al álbum no podría otorgar una despedida de lo más adecuada si no fuese un bluegrass como este, con unos cálidos versos que van hacia una algarabía en la que el resto de la agrupación se une a un solitario Mills en la guitarra acústica ya para la mitad de la composición.

First Congregational Church Of Eternal Love And Free Hugs (Strangefolk Records), lanzado en junio de 2022, no sólo es el trabajo más diverso de la agrupación, sino que tiene el atrevimiento de ser lo mejor que han hecho. Con una duración de poco más de una hora sustentada en quince composiciones a las que tenemos que agregar un intro, una coda y demás, estamos ante un álbum doble en la era del streaming, un desafío que Kula Shaker asume para recordarnos la importancia de escuchar los discos de principio a fin, tal y como son concebidos.

Tal vez la música de Kula Shaker pase desapercibida para el público en general, pero así sean una banda de culto cuyos quince minutos de fama pasaron hace casi treinta años, para mí seguirán siendo una de mis favoritas del rock británico. ¡Hare hare y hasta la próxima roqueros!

Reseña destacada

OASIS

Existen bandas de rock que definen no sólo épocas, generaciones o estilos de vestimenta, sino que pueden llegar a influir en la personalidad...

Reseñas populares